domingo, 15 de octubre de 2017

Dos obras para acercase a los últimos días de la conquista de Gran Canaria

En esta nueva entrada quiero escribir sobre dos regalos muy especiales que recibí en mi pasado cumpleaños, un libro y un DVD. Ambos poseen un denominador común, los últimos momentos de la conquista realenga de la isla de Gran Canaria.

El libro, titulado Abenchara, es una novela de escritor grancanario Faneque Hernández. Esta obra nos ofrece un panorama de la conquista de la isla a través de los ojos de Tenesor Semidán, posteriormente Fernando Guanarteme, y de su esposa Abenchara. El relato, fiel a las crónicas, permite al lector sumergirse en las penurias que padecieron los canarios a manos de las tropas invasoras castellanas, lo que lleva a Tenesor a tomar decisiones comprometidas para intentar salvar a su pueblo y a su mujer.


El DVD, es un cortometraje del cineasta Armando Ravelo titulado Ansite. Aquí, el personaje de Fernando Guanarteme también es protagonista, si bien el eje fundamental de la trama se desarrolla sobre el personaje de Bentejuí, último guanarteme de Gran Canaria, el cual reúne a los últimos canarios libres y se resguarda en la fortaleza natural de Ansite. Bajo mi punto de vista, el reparto está a un gran nivel interpretativo. Además, con un presupuesto limitadísimo, el director hace maravillas. Lástima que a día de hoy no exista la inversión necesaria para desarrollar largometrajes sobre la historia de nuestro pueblo, tan rica y olvidada.


De manera particular, me llamó la atención visionar la figura de Fernando Guanarteme en el cortometraje después de haber leído sobre él en la novela. Fue una experiencia enriquecedora complementar en su persona la visión dada en las dos obras. Realmente, me hizo empatizar con uno de los hombres más odiados y a la vez amado de nuestra larga historia. Quizás, el gran incomprendido.


martes, 23 de mayo de 2017

Origen toponímico de las islas Canarias. Capítulo IV. Gran Canaria.

Gran Canaria

Si midiéramos la longitud del archipiélago de este a oeste y luego halláramos su punto central nos encontraríamos con la isla de Gran Canaria ocupando ese espacio geográfico. Este es uno de los motivos por los que esta isla posee rasgos definitorios de las islas orientales, más secas y desérticas, a la vez que también adquiere atributos propios de las islas occidentales, lluviosas y verdes. Esta característica le ha valido el sobrenombre de “continente en miniatura”.

Dunas de Maspalomas.

Tilos de Moya.

Se la conoció desde la época de la expedición de Juba II como la isla de Canaria, supuestamente por la cantidad de canes de enorme tamaño que allí se hallaban, de los cuales se le llevaron dos al rey.
Canaria era la isla más noble y poblada. Así, dio nombre al archipiélago, al cual se le conocía en un principio como “Islas de Canaria”, posteriormente “Islas Canarias”.

Perros de la Plaza de Santa Ana. Las Palmas de Gran Canaria.


Como se ha nombrado anteriormente, el motivo del nombre de la isla es debido a los perros de gran tamaño que allí vivían, al menos eso es la versión que ha trascendido con más fuerza hasta nuestros días, y la única documentada, si bien esta es una teoría poco fiable, pues se sabe que en aquella época no existían tantos perros en la isla, y mucho menos de gran tamaño, así lo muestran los restos óseos encontrados en diferentes yacimientos.

Otra explicación sobre el origen del topónimo Canaria puede estar en la existencia de lobos o canes marinos en las costas de las islas orientales. La conocida como “foca monje” hoy solo sobrevive en las costas de Mauritania, pero está documentado que en tiempos pretéritos habitaron las islas. Su hocico es similar al de un perro y ya los normandos decían de ellas que ladraban de igual manera. A todo esto, debemos sumar que las crónicas que narraban lo acontecido durante la expedición del rey Juba II fueron traducidas a diferentes lenguas hasta llegar a como las conocemos hoy, incitando a pensar que pudo existir algún problema de traducción. Por ejemplo, con la palabra “can”, la cual pudo referirse en un inicio a este tipo de focas.

Foca Monje "Monachus monachus"


Una de las hipótesis que ha cobrado más relevancia en los últimos años es la de la tribu bereber “CANARII”. Situada en el norte de África, sus habitantes pudieron llegar hasta la isla y utilizar el topónimo de su lugar de origen para nombrarla.

Existen muchas más teorías sobre el origen del nombre insular, como la que lo atribuye a los numerosos ejemplares de pájaro canario que poblaban la isla, también la que resalta el significado de la palabra fenicia “Kan” (rojo), relacionándola con el color de la orchilla o la sangre de drago, tan codiciadas en aquella época.

Hay otras explicaciones con mucho menos peso, como la degeneración de la palabra caníbal debido a que se ha querido atribuir el consumo de perros por parte de los aborígenes, hecho más que dudoso, al menos como práctica rutinaria. También se ha comentado que le dieron nombre la existencia de algunas matas y hierbas con las que los perros se purgaban, pero como se ha dicho con anterioridad, son hipótesis bastante endebles.

A partir de 1405 pasó a llamarse Gran Canaria. El conquistador franco normando Jean de Bethencourt fue quien añadió el “Gran”, debido a la resistencia de sus habitantes ante las numerosas tentativas de conquista. Recordemos que Gran Canaria fue la isla que más tiempo llevó para ser sometida, soportando ataques invasores durante casi cien años.


La capital de la isla es Las Palmas de Gran Canaria, fundada el 24 de junio de 1478 a orillas del barranco Giniguada. Toma su nombre debido a la gran cantidad de palmeras que adornaban el lugar. En un principio, la ciudad se llamaba el Real de Las Palmas, pero cuando superó los límites del Real adquirió el nombre de Las Palmas. Muchos siglos después, con la división provincial de 1927, la urbe fue nombrada con su nombre actual, Las Palmas de Gran Canaria.

Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

viernes, 7 de abril de 2017

Origen toponímico de las islas Canarias. Capítulo III. Fuerteventura e Isla de Lobos.

Fuerteventura

La segunda isla en extensión del archipiélago ha tenido dos nombres a través del tiempo. Primero fue denominada por sus antiguos habitantes, los mahos, como Erbania. Posteriormente, tras el redescubrimiento de las islas, pasaría a llamarse Fuerteventura. En las crónicas de la conquista normanda, “Le Canarien”, aparece nombrada de las dos maneras.

El nombre de Fuerteventura fue otorgado por los primeros navegantes catalano-mallorquines que llegaron a la isla en el siglo XIV, y en su lengua la llamaron Forte Ventura, un adjetivo seguido de un sustantivo en donde Forte es igual a Gran, y Ventura igual a Afortunada. Es decir, La Gran Afortunada. Debemos tener en cuenta que, en la mitología clásica, las islas Canarias eran denominadas como las Afortunadas. Con el tiempo, Forte Ventura comenzó a escribirse uniendo las dos palabras, para finalmente degenerar en su nombre actual, Fuerteventura.

El nombre indígena de Erbania proviene de la lengua tamazight. En este caso, resulta más complejo establecer el origen del topónimo. La palabra “bani” viene a significar pared o ruina de una antigua construcción, una muralla. En tiempos de la conquista normanda existía una gran muralla en la isla, la cual atravesaba la isla de este a oeste por su parte más estrecha. Por tanto, la isla quedaba dividida en dos territorios indígenas. Al norte, el reino de Maxorata. Al sur, el reino de Jandía. Sin embargo, la opción más probable la podemos encontrar en la palabra “arban”, cuyo significado es el de macho cabrío. Además, existe el precedente de la expedición enviada en el siglo I por el rey Juba que, según Plinio el Viejo, la llamó Capraria debido al gran número de cabras que allí se daban lugar. Así que, posiblemente, Erbania significó “la tierra de las cabras”.


Los primeros habitantes de Fuerteventura eran llamados mahos debido al tipo de calzado que llevaban, pues los mahos eran unos zapatos elaborados con cuero de cabra.

Otro dato interesante es que Fuerteventura ha sido la isla canaria que más número de capitales ha tenido a lo largo del tiempo. A continuación, se exponen las poblaciones que ostentaron la capitalidad insular y los periodos en los cuales la ejercieron:

Betancuria. 1405-1834.

Antigua. 1834.

La Oliva. 1835-1860.

Puerto Cabras* / Puerto del Rosario. Desde 1860 hasta la actualidad. *(Puerto Cabras pasa a llamarse Puerto del Rosario en el año 1957).

Isla de Lobos

Fue bautizada así por los conquistadores normandos en el año 1402. Anteriormente aparecía en la cartografía como isla de los devoradores marinos o isla de los terneros marinos.

Ni antes ni después de la conquista ha estado habitado, solamente el farero estuvo allí de forma estable durante un periodo de la historia. La isla carece de agua dulce y de alimentos.


Los lobos marinos, hoy en día llamados focas monjes (Monachus monachus), fueron los que dieron nombre a esta isla. El apodo de lobos pudo ser dado por su fama de devoradores marinos, o bien porque aullaban como perros. De esta última posibilidad se desprende una de las hipótesis etimológicas de Canarias, pues existe un grupo de estudiosos que ve muy factible el hecho de que al rey Juba II se le llevaran dos grandes lobos marinos (Canes marinos) y no perros comunes, los cuales eran menos abundantes que las focas monje, quienes proliferaban en abundancia en todas las islas orientales. Como ejemplo, las crónicas mencionan una enorme colonia de estos animales en la isla de Lobos. Además, en aquella época las pieles y las grasas de esta especie eran muy cotizadas por los navegantes, llevándose a cabo multitud de expediciones solo para este fin.


jueves, 30 de marzo de 2017

Origen toponímico de las islas Canarias. Capítulo II: Lanzarote y La Graciosa

Lanzarote

Junto a Fuerteventura, es la isla más antigua del archipiélago, con más de 20 millones de años de antigüedad. En contra, presenta la actividad volcánica de grandes proporciones más reciente de Canarias, entre 1730-36 y 1824. Estas erupciones generaron un tercio de la actual superficie de la isla. También fue la primera isla conquistada, instalando Jean de Bethencourt su puesto del mando en el Rubicón, al sur de la isla.

El nombre de la isla es un antropónimo proveniente del navegante genovés Lancelotto Malocello, quien llegó a sus costas entre 1320 y 1340, permaneció allí durante unos 20 años, hasta que fue expulsado o muerto por los aborígenes. Levantó una torre de piedra que aún existía en tiempos de la expedición bethencouriana.

Con el tiempo, la aventura de este intrépido navegante se fue difundiendo, denominándose esta isla como “la isla de Lanzeloto”, así aparece en el Planisferio de Angelino Dulcert en 1339. Actualmente la conocemos como Lanzarote.



Existen leyendas inciertas sobre el origen del nombre de la isla. Una de las más llamativas es la que narra que a Jean de Bethencourt se le rompió la lanza al desembarcar en sus playas, y de ahí surgió el nombre de “lanzarota”, que posteriormente derivaría en Lanzarote.

El nombre que los aborígenes daban a su isla era el de Tyterogaka, aunque no está suficientemente contrastado el significado del mismo.

La capital histórica fue Teguise, que toma su nombre de una princesa aborigen, quien fue casada con Maciot de Bethencourt, sobrino del conquistador. Ya en siglo XIX, la capitalidad insular se trasladó a Arrecife.

La Graciosa

Es un nombre que también es muy común en otros archipiélagos del mundo. Su nombre se asocia a su visión amable y agradable, con playas doradas y bonita silueta. Debe destacarse que ya se llamaba así antes de la conquista.



La toponimia aborigen encontrada allí, así como en el resto de islotes, tuvo lugar después de la conquista. Esto nos hace pensar que nunca fueron pobladas por los aborígenes.

Después de la conquista se introdujeron cabras y ovejas procedentes de Lanzarote. Cuando se multiplicaban eran vendidas a Gran Canaria o Tenerife.

Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX tuvo lugar el poblamiento de la isla, mediante pobladores provenientes de Haría y Teguise, quienes se instalaron allí para crear una factoría de salazón y derivados. La idea no tuvo éxito, pero ese grupo de personas permanece en La Graciosa y traen a sus familias, surge así Caleta de Sebo.

jueves, 23 de marzo de 2017

Origen toponímico de las islas Canarias. Capítulo I: Islotes de Alegranza y Montaña Clara.

Alegranza

Es descrita por primera vez en el siglo XVI por Leonardo Torriani, ingeniero militar de Felipe II. Tanto él como Abreu Galindo coinciden en que el nombre de la isla proviene de principios del siglo XV cuando los tripulantes de la expedición bethencouriana gritaron al avistarla “¡Alegranze!” para animar a los mareados castellanos que viajaban a bordo.

Sin embargo, dicho nombre ya existía antes de que dicha expedición arribara a Canarias. Por ejemplo, aparece en el Atlas Catalán de Carlos V (1375) y en el Libro del Conoscimiento en Sevilla (finales del siglo XIV).



¿Entonces? ¿De dónde viene su nombre? La explicación más convincente se basa en una expedición de marineros genoveses, comandada por los hermanos Vivaldi, quienes partieron en el año 1291 en busca de las islas afortunadas. A bordo de dos galeras, nunca regresaron. Una de esas dos embarcaciones se llamaba “Allegranza”.

Montaña Clara

Cuentan las crónicas que, siglos atrás, existía en este islote un barranquillo que llevaba agua. Alrededor de este lecho fluvial podía observarse cierto verdor. Tal es así que constituyó una importante colonia de pájaros canarios que dio fama al lugar. Posteriormente se introdujeron cabras, lo que nos revela la preponderancia de vegetales para este tipo de rumiantes.
  •            Hasta el siglo XVIII se llamó Santa Clara.
  •     En la segunda mitad del siglo XVIII ya se denominaba Montaña Clara. Sin embargo, en ocasiones, se utilizaban los dos nombres. Tenemos el caso de Viera y Clavijo, quien la nombra de las dos maneras.
  •      Alcanzado el siglo XIX, se encuentra asentado el nombre de Montaña Clara. No obstante, la británica Olivia Stone se refiere a ella por los dos nombres, presumiblemente Montaña Clara por la tradición oral, y Santa Clara por haber consultado cartografía antigua.


Las dos opciones de más peso para establecer el origen del nombre de Santa Clara para el islote fueron las siguientes:

  1.  Los primeros navegantes europeos del siglo XIV, entre los que predominaban los italianos, en honor a la santa Clara, muy venerada en Italia al haber sido beatificada recientemente, decidieron otorgar ese nombre al islote.
  2. Porque era el nombre de una de las embarcaciones italianas que llegó al lugar.

En cuanto al actual nombre de Montaña Clara, se debe a una motivación geográfica. Es un espacio relativamente pequeño, donde se levanta un antiguo volcán de 256 metros de altura, amarillento y claro a la luz del sol.



lunes, 6 de marzo de 2017

Los pinos canarios más longevos

En el año 2006, M. Génova y C. Santana publicaron un estudio sobre el Pinus canariensis en el cual llevaban varios años trabajando. El trabajo se basó en análisis dendrocronológicos y dendroecológicos sobre diversas poblaciones de pino canario en las islas. Mediante estos análisis determinaban la edad de los pinares, así como otros factores que incidieron en su desarrollo, tales como sequías o inundaciones. La última parte del estudio se centra en los denominados “pinos monumentales”, aquellos que han permanecido en la memoria de los canarios durante generaciones debido a su porte y condiciones especiales, atributos que los distinguían de los demás. A continuación, centrándome en esa parta final del trabajo, expongo los resultados que se obtuvieron.

Pino de la Virgen. El Paso. La Palma.


Perímetro (m): 7,5
Diámetro de la copa (m): 28
Edad estimada (años): 824/775


Pino Gordo. Vilaflor. Tenerife.


Perímetro (m): 9
Diámetro de la copa (m): --
Edad estimada (años): 696/805


Pino de las Dos Pernadas. Vilaflor. Tenerife.


Perímetro (m): 8,40
Diámetro de la copa (m): 26
Edad estimada (años): 823/739


Pino de Pilancones. S. Bartolomé de Tirajana. Gran Canaria. Antes de su caída.


Perímetro (m): 5,25
Diámetro de la copa (m): 15
Edad estimada (años): 343/378


Pino de Casandra. Tejeda. Gran Canaria.


Altura (m): 15
Perímetro (m): 5
Diámetro de la copa (m): 20
Edad estimada (años): 530/854



sábado, 25 de febrero de 2017

Lectura recomendada para iniciarse en la historia de Canarias.

En esta ocasión deseo recomendar un libro a todos aquellos que se inician en el conocimiento de nuestra historia. Personas que sienten la necesidad de empezar a descubrir sus raíces, su identidad, su memoria.



“Historia de Canarias para jóvenes” es un libro donde podrás encontrar las principales claves históricas que han configurado, a lo largo del tiempo, la actual sociedad canaria.

Está escrito con rigor, pero con un lenguaje claro y sencillo que ofrece al lector, independientemente de su edad, una fácil comprensión de nuestra historia.

Pero es, fundamentalmente, un instrumento cultural imprescindible en las manos de los más jóvenes, pues no solo proporciona un cúmulo de conocimientos básicos que les permitirá obtener una visión global muy completa de nuestro pasado, sino que, además, les invita a seguir profundizando en el estudio histórico de las islas.


En conclusión, este libro fue hace años el primero que leí referente a la historia de Canarias, y desde entonces siempre he tenido la curiosidad de seguir investigando, leyendo y ampliando información, con el único objetivo de conocer más. Así que estás ante el libro adecuado si quieres empezar a conocer tu historia.